SANGRE FÁCIL
"Kill Bill" es la super-promocionada como cuarta película
de Quentin Tarantino, l'enfant terrible del cine americano de la última
década, aunque en realidad debería promocionarse como la mitad de su
cuarta película, puesto que el film le salió tan largo que tuvo que
estrenarlo en dos partes.
Después del estrepitoso
fiasco de "Jackie
Brown", Tarantino se lo tomó con calma a la hora de dirigir su siguiente
proyecto y de volver un poco a sus orígenes. "Kill Bill" no es una obra
maestra. Seguro que encantará a la legión de fans del cineasta, pero
también sacará de sus casillas a sus detractores.
La historia de la
película es tan simple como millones de veces vista: la historia de
una venganza, pero claro, en manos de Tarantino se consigue darle la
vuelta y recrear una película tan interesante como tramposa. Si comparamos
los excelentes guiones de "Reservoir Dogs" y "Pulp Fiction" con este,
claramente "Kill Bill" saldrá en desventaja, puesto que el guión es
casi anecdótico, pese a que se haya adornado con esos desórdenes secuenciales
a que nos tiene acostumbrados, lo que vale la pena de la peli es la
realización donde Tarantino nos cuenta una historia de samurais a ritmo
de "spaguetti-western", con un talento que solo él es capaz de manejar
y ser bien recibido por crítica y público.
En esta nueva película del
ex-dependiente de video-club nos encontramos con sus mayores virtudes
a nivel de planificación, pero a mi parecer peca de una pretenciosidad
estética en algunos momentos y sobretodo de una violencia extrema y
excesiva. Vamos a analizar estos últimos puntos que seguro serán controvertidos.
Con pretenciosidad estética me refiero a que están muy bien los juegos
de Tarantino, tener la osadía de por ejemplo meter una escena entera
confeccionada con dibujos manga en mitad del film o de colocar otra
en blanco y negro para contrastarla inmediatamente con otra de tonos
azulados o una donde divide la pantalla al estilo de De Palma, pero
esas soluciones estéticas deben estar justificadas por algo más que
un lucimiento personal y a mi en ocasiones no me lo pareció. La escena
manga me parece del todo prescindible ya que lo que cuenta no aporta
nada a la historia, más bien lo contrario puesto que ese pasado terrible
de la infancia del personaje O'Ren Ishii que parece justificar la maldad
adulta del mismo, se encarga de tirarlo por tierra la sosa interpretación
de Lucy Liu (esa torpe, actriz?), carente de matices y las ambigüedades
que hubiera requerido alguien así y que encima tiene en dos de sus esbirras
a los malos más interesantes de esta primera entrega (el tercero sería
Elle Driver interpretado por una estupenda y cachonda Daryl Hannah que
promete una segunda entrega mucho más desternillante): la colegiala
Go Go Yubari interpretada con solvencia y algo de morbo por Chiaki Kuriyama
y que parece haberse escapado de la isla de Battle Royale de Kitano
y la enigmática Sofie Fatale interpretada por la sugerente Julie Dreyfus
y que la pobre es una de las que peor lo pasa...
La escena de la lucha
bestial de una correcta Uma Thurman (digo correcta porque su personaje
no requiere mucho más, aunque lo realiza con su habitual eficacia) contra
más de 80 samurais está grabada parcialmente en blanco y negro (sin
venir a cuento), se supone que para suavizar la violencia de la escena,
para luego rodarse en un preciosista contraluz azul, muy estético y
bello, hay que reconocerlo y luego termina la batalla en una escena
bajo la nieve. Son dos ejemplos de mi afirmación sobre la pretenciosidad
estética de la película.
Respecto al punto a que he hecho referencia
sobre la violencia, también considero que Tarantino se excede en esta
ocasión (no me lo pareció en sus dos primeras películas), y supongo
que con esta peli volverá a reabrirse la polémica sobre la violencia
en el cine. Hay momentos en que falta ironía y es demasiado brutal,
es una violencia hecha para disfrutar de ella, de la sangre, de los
desmembramientos, etc.. y no me vale eso de que no se debe tomar en
serio la violencia en el cine de Tarantino, porque esta película está
construída exclusivamente alrededor de la violencia, ya que es su eje
argumental (tampoco pretendo que se lance un mensaje moralista para
justificarla ni nada por el estilo, simplemente cuento las sensaciones
que tuve al ver la peli).
Bueno, después de decir todo esto y de haberme
despachado a gusto con el cabroncete de Tarantino y antes de morir apaleado
por sus fans más aférrimos, sólo me queda decir que sin analizar tanto
las cosas he de reconocer que pasé un buen rato, dos horas intensas,
diferentes y que estoy deseando ver la segunda parte...
U.C. (Daniel Farriol)